Abogado y economista de la Universidad Javeriana se especializó en derecho económico en la London School Economics y es doctor en derecho administrativo en la Sorbona de Paris. Con la tranquilidad que lo caraceriza pero enérgico en sus posturas, el exministro de hacienda, advierte que en la actual coyuntura no se necesitan más reformas.

Restrepo señala que hoy se están proponiendo muchas cosas. Pero cuando uno va a la esencia encuentra mucha hojarasca. “Creo que hay que volver a lo fundamental pero bien hecho y bien calificado. Siempre habrá que hacer ajustes, pero más que cientos de propuestas de reformas, más que constituyentes, lo que se requiere es decisión política, ejecutar y hacer cumplir la ley. Ahí es donde estamos fallando.

Y se declara muy escéptico sobre el cumplimiento de los compromisos adquiridos en el acuerdo de paz. “Le estamos quedando bien a la paz con la firma de los acuerdos pero mal al posconflicto porque lo estamos ejecutando muy mal. Y no solo en el actual gobierno. Esto empezó a cojear en los últimos años de la administración Santos, para ser justos”.

¿Qué percepción tiene usted hoy sobre la situación económica del país?

En varios temas veo que estamos ahí en el grupo medio; vamos a tener un crecimiento del tres y pico, tenemos una inflación controlada gracias no al gobierno sino al Banco de la República. Pero empiezo a ver unos nubarrones más grandes de lo que le han contado al país en la cosa fiscal. La situación fiscal habría que contarla de manera completa. Ya las agencias calificadoras empiezan a mostrarse muy escépticas sobre las cifras fiscales del país sobre todo a partir del año 2020 en adelante.

La cantidad de gastos represados tienen una magnitud que el país no se ha dado cuenta pero que va a tener que reflejarse. Voy a poner un ejemplo: Hay un fondo que se llama el fondo de estabilización de combustibles que por razones que tampoco han sido bien explicadas tiene un déficit que se dejó crecer a unas dimensiones descomunales. En este momento tiene más de doce billones de pesos de déficit.

Lo que dice el plan de desarrollo es: instrúyase al ministerio de hacienda para que absorba ese déficit y ¿cómo lo absorbe? con deuda pública.

Entonces, un departamento de crédito publico absorbiendo doce billones de pesos, que son cuatro veces más de lo que ahora se le autorizó al gobierno, con la flexibilización de la regla fiscal, para que tomara tres billones más de deuda para manejar el tema de los venezolanos. Esta sola cosa que trae el plan de desarrollo es cuatro veces eso, entonces, cuando lo absorba el crédito publico vamos a tener que hacer otra flexibilización de la regla fiscal, es decir, un endeudamiento mucho más grande.

Así, hay una serie de tomas gordos, muy graves, que están allí como en la penumbra y si eso sigue así vamos a terminar muy mal. Adicionalmente, resulta que los costos que van a tener todas las deducciones, exenciones y privilegios de la ley de financiamiento le van a pegar a las cuentas fiscales del país. Entonces, veo con preocupación que unos nubarrones que había sobre las finanzas públicas tienen la posibilidad de convertirse en unos cumulus limbus que llevarían a que las agencias calificadoras empiecen a deteriorarnos en su calificación.

¿Frente a este panorama, el gobierno tendría que ir pensando en una nueva reforma tributaria o ley de financiamiento como la denomina el ministro Carrasquilla? 

Eso es lo que debería hacer el gobierno pero ya salió el ministro de hacienda a decir que el año entrante no habría nueva reforma tributaria. Todos los observadores, y con razón, consideran necesaria una nueva reforma tributaria. Si el gobierno ha dicho que no va a hacer reforma tributaria entonces cómo va a manejar ese déficit creciente. Quizás vendiendo activos públicos, el más valioso de los cuales es un porcentaje de las acciones de Ecopetrol.

Ahí salió el presidente de Ecopetrol a decir que no le gusta esa fórmula, entre otras cosas porque para implementarla, dada la legislación, las ofertas, los trámites que tienen que adelantarse, aún si el gobierno decide vender unos puntos de sus acciones de Ecopetrol, eso toma por lo menos dos años. Entonces, no veo que esa sea la otra fórmula que les vaya a funcionar. Por lo demás, el clima político está muy complicado. La otra solución es poner a la DIAN a hacer unos recaudos nuevos inmensos y puede que eso les dé algo pero por el momento lo que le está salvando el año al gobierno fiscalmente son los ingresos normales como accionista de Ecopetrol que está recibiendo 5 o 6 billones más por los nuevos precios del petróleo con los que no contaba. De ahí estamos pegados. Eso es lo que está salvando las cosas. Porque si el gobierno mismo dice que no va a hacer reforma tributaria toda la máquina de costos está andando.

¿Usted qué perspectivas le ve a la economía, a qué horizonte económico estamos enfrentados?

Yo veo un horizonte relativamente despejado pero tiene que ir acompañado de algo que le está faltando a la política económica, que es claridad y transparencia. Todos los días salen cifras, unas se superponen a otras. Mencionábamos no más la situación del plan de desarrollo que contempla jubilosamente que va a haber inversiones por 1.200 billones de pesos en el cuatrienio. Para tener un orden de referencia, un presupuesto normal está valiendo, digamos 250 billones, es decir, el actual plan de desarrollo incluye inversiones casi por cinco veces el valor de un presupuesto. Primera claridad que hay que hacer: estamos duplicando y volviendo a hacer las cuentas de las inversiones inerciales que se van a realizar o son inversiones nuevas. Eso no se ha dicho con claridad.

“El plan de desarrollo tiene una ponencia para segundo debate de 1.200 páginas, unas bases del plan de desarrollo que el propio plan las incorpora como parte normativa dentro del mismo, como 380 artículos y hay sobre las mesas directivas del congreso cerca de tres mil proposiciones de los parlamentarios. Es decir, cuando hay demasiadas cosas es porque no se han definido las grandes inversiones prioritarias del país.

La Constitución Nacional dice en su artículo 399 que lo que hará el plan de desarrollo es señalar cuales son las grandes inversiones prioritarias del país. Cuando uno mira los antecedentes del plan de desarrollo en la constitución del 91, encuentra que lo que quisieron algunos constituyentes como Alvaro Gómez, es que en el plan de desarrollo se financien fundamentalmente las obras inconclusas y se terminen los “elefantes blancos”, pero aquí nos metimos a listar todo, olvidando que en Colombia no se puede gastar un solo peso sino está autorizado en el presupuesto. Entonces, usted puede tener un plan de inversiones que valga 1.200 billones de pesos pero si eso no se traduce en unas autorizaciones del presupuesto, se quedan escritas.

Todos estos son ejemplos de cómo está de confusa la información económica de origen gubernamental y a mí me da la impresión de que las agencias calificadoras y los bancos multilaterales están empezando a mirar con desconfianza todo esto. Las últimas declaraciones de las agencias ya son muy dicientes. Como si todo esto fuera poco, llegó un documento de rutina de la Dirección Fiscal del Ministerio de Hacienda al congreso, que es como un abrebocas, que dice cómo va a quedar el presupuesto del año entrante y lo que señala el ministerio de hacienda es que la situación está tan apretada que ese presupuesto lo vamos a tener que reducir doce billones de pesos con relación al presupuesto que se está ejecutando.

Entonces, uno se hace la pregunta de sentido común ¿cómo van a caber y dónde van a caber unas inversiones faraónicas gigantescas como las que prevé el plan de desarrollo donde tienen que aterrizar un presupuesto que lo que se está es contrayendo?

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